He releído las últimas cartas las que te escribí en medio de una tormenta íntima las he releído en la memoria acordándome de tus ojos, tus besos tan silenciosos. Las he releído hoy y no otro día hoy después de perderte como todos los días en esta suerte de pérdida constante, repetida, angustiosa. Las he releído y reinventado para enamorarte de nuevo para tenderte una trampa imperceptible para que me quieras para que me perdones lo que hubiera necesidad. Las he enviado imaginariamente a la playa donde veraneabas por si tu recuerdo se quedó impregnado en la arena y luego te he visto abrirlas leerlas llorar de amor y de distancia doblarlas cuidadosamente y guardarlas en una caja. ¡He releído las cartas que te escribía tantas veces! que ahora dudo que alguna vez las escribiera. Me quedo pensativo, triste recordando las horas más íntimas mis manos buscando entre tus piernas y cientos, miles, cientos de miles de besos revoloteando entre los papeles de mis cartas entre las fotografías esparcidas sobre la mesa tu rostro amable que me mira, me interroga me delata. Releo mentalmente las cartas que te escribía te reconstruyo de una manera personal para tenerte cerca, para no olvidarte o que no me olvides. Repaso los minutos minuciosamente luego me quedo absorto, quieto y cierro los ojos por si pasara lo imposible.