No hay Dios, ni dioses ni nada parecido en ningún sitio en ningún tiempo aunque la hermosura de una brizna lo sugiera y la dolorosa punzada de la muerte lo desee. No tengo dioses a los que rezar por eso simplemente me duelo me incomodo me enfado me entristezco. Humano, demasiado humano.
Simplemente genial…y humano
Gracias por el comentario