Maldigo las leyes las no escritas, las evidentes, las que emanan y las que subyacen las leyes de los hombres, de las ciudades maldigo las leyes sus límites e imposiciones, cada uno de sus rincones y sus largas avenidas maldigo las leyes de la naturaleza las de la física, las leyes inmutables de la materia y sus condiciones maldigo cada una de la leyes que nos rigen que nos imponen, cada gota que cae sobre nuestras conciencias sobre la piel desprotegida, sobre los huesos, sobre los ojos abiertos maldigo las leyes, y el viento me recuerda el ansia de mar, de espacios abiertos, anárquicos, la sola brisa en mi espalda sugiere viento y velas y habla de volar trascendencia eterna e imposible; el desierto inabarcable y caótico. Maldigo las leyes que nos permiten vivir así maldigo las leyes que nos obligan a vivir así atados a un algoritmo así circunscritos a un perímetro infranqueable, dibujado con una línea invisible escrita en un papel en un papel dentro de un libro en un libro en medio de un anaquel, dentro de una inmensa biblioteca sostenida por leyes que yo maldigo. Mis libros en Amazon