Los números son importantes, los números y la distancia, así que un muerto apenas es nada y 150 son una catástrofe; pero solamente si se juntan, así que la distancia temporal juega a favor del valor. Y la distancía física, que no es igual un muerto aquí que uno en Georgia, ni siquiera 150 en Georgia con uno en tu pueblo y ya no digamos de la distancia personal; ¡Qué más dan todos los muertos de Irak si ninguno eres tú, tu padre, tu mujer, tus hijos!
Los números son solo relativamente importantes, necesitan del tiempo y de la distancia para crecer, para tomar dimensión de noticia que se repite, para emocionar y conmocionar. Lo saben los directivos de las grandes compañías que no quieren entrar en los números rojos y lo saben los periodistas de tres al cuarto que micrófono en manos nos repiten con cierto machaconeo que el número de víctimas es de….
No es igual 1 que 2 ni siquiera parecido y no digamos el 3. Lo explicaba en un vídeo memorable sobre las claves del humor, el humorista Mr Bean: «Un buen gag hay que repetirlo tres veces y entonces realmente alcanza el cénit».
El punto, la línea, el plano. Así nos lo enseñaron en la escuela y luego vino Hichcok y se dió cuenta de la importancia de que el número fuera enorme para que causara miedo.
Ciento cincuenta muertos no son nada si están lejos o no se mueren a la vez, ¡pero juntos!
En relación al número de muertos, siempre me han fascinado esas peliculas en las que se investiga un único asesinato, y por el camino quedan unos cuantos cadáveres sin importancia. El cadáver objeto de la investigación sigue siendo el importante. ¿quien no recuerda «quien mató a Laura Palmer»? ¿cuantos cadáveres quedan por el camino de la investigación?