Hace mucho que decidà vivir con lo que tenÃa, si es poco, vivir con poco, si es mucho disfrutar de la abundancia y guardar para cuando la vida te golpea. En las relaciones personales aplico la misma norma. Siempre quiero el cielo, aspiro a lo máximo, deseo no recordarme como un cobarde, como alguien que no dijo lo que sentÃa, me gusta vivir con un pie al otro lado de lo cotidiano, me atrae el lado oscuro, la trasgresión, no creo que nada esté mal si el motor es el cariño, el amor, la amistad y la voluntad no es herir sino hacer feliz, pero sé que casi nada de esto es posible y casi todo resulta demasiado complejo como para vivirlo de una forma que no sea perturbador o que no se deteriore en el tiempo y además he comprendido que con el tiempo añoramos una vida tranquila que nos permita dormir sin preocupaciones. Tomo lo que se me ofrece y no pido nada, doy lo que se me pide y no apunto el saldo. Hasta ahora he salido perdiendo o por lo menos esa es mi sensación, aunque como buen ser humano seguramente mi mirada es egoÃsta y subjetiva, pero ya no quiero cambiar, me reconozco bien a mi mismo en esta actitud, me hace Ãntimamente feliz y además tengo la esperanza bÃblica, yo que no soy creyente, en que todo lo que doy me será devuelto cien veces.
Cuando te ves perfectamente en lo que otro escribe y, a través de ello, en lo que piensa y siente, algo parecido a una inmensa satisfacción se desencadena en nuestro interior, en lo más profundo. Probablemente porque entonces te sientes parte de algo, abstracto y a la vez tocable, real.
Sólo hay un pequeño matiz- importantísimo, decisivo- en el que no coincidimos y que nos hace finalmente ser, a pesar de todo, como el día y la noche: mi percepción y sensación de que, nuevamente a pesar de todo, siempre salgo ganando, siempre gano infinítamente más de lo que pierdo, doy o dejo por el camino, siempre.
Un beso, amigo
La noche y el día. Al final la misma cosa, el tiempo.
Estoy totalmente deacuerdo con Mavi y Paco como es posible que «tengas la sensación de haber salido perdiendo» y a la vez » ya no quiero cambiar, me reconozco bien a mi mismo en esta actitud, me hace íntimamente feliz «. No crees que el sentirse feliz ya es en sí la maxima recompensa, lo que te convierte en un autentico ganador?
No se, no se, quizá el error está en considerar que en la vida se gana o se pierde algo. Probablemente esta idea es consecuencia de nuestro humus cultural judeocristiano, en ella hay ecos de ese concebir la vida como un lugar en el que nos ganamos algo, un premio o un castigo según hayamos vivido.
el judeo-cristianismo, quizá sea nuestro poso cultural, pero en las demás religiones sucede lo mismo, los opuestos, más o menos enfrentados, parecen ser la base.
y mientras escribo esto, algo me susurra al oido que quizá haya un camino en conseguir una buena mezcla de los dos, como la luz y las sombras en un lienzo.