Dicho. En el mismo título de este comentario, como antesala del discurso y para que nadie me recuerde que fui pesimista cuando el general del mundo era optimista y pensaba que las elecciones estaban ganadas.
La marcha contra la pobreza en el mundo puesto que se enmaracaba en el terreno de la izquierda ha sido ampliamente debatida, rebatida y negada en la propia izquierda. La crítica más oida es que esta izquierda que no se mueve por cambiar las cosas de aquí se dedica a vocear por lo de fuera. De este tema me guardo la opinión por ahora.
Me han enmendado la plana sobre mi escena cinematográfica de una despedida triste. Ando mirando como retocarla pero me parece que otro final le haría perder fuerza, y no nos engañemos, en las pelis de amor o sale todo divinamente y los protagonistas finalmente vencen cualquier adversidad para estar juntos o ni el amor más grande del mundo puede terminar uniendo lo que el destino se ha empeñado en separar y romper. Además no puedo terminar con siempre nos quedará Paris, porque en mi imaginario ninguno de los dos había estado en París compartiendo piel y palabras. Y sobre todo porque se me iban a echar encima los amantes de Casablanca por plagio. No pienso y menos que mi actor se parezca al inexpresivo de Rick. No sé, no veo la forma de cambiar.
Se que últimamente os hablo mucho de la muerte. Cada uno habla de lo que tiene más a mano. Hoy ando entremanos con el asunto de la mecánica administrativa, porque en este asunto hay, como no, una mecánica administrativa, un formulario, una empresa, una administración a la que contentar y alguien se tiene que hacer cargo. Si fuéramos palestinos bastaría con un ataud y una bandera por encima; los familiares chillarían y llorarían y los jóvenes dispararían al cielo, seguramente queriendo herir de muerte a Alá. Pero vivimos en el primer mundo y alguien se va a tener que hacer cargo de la mecánica administrativa. Se que seré yo porque tengo fama de frio y de poco sentimental y nadie mejor que un insensible para estas cosas en las que un corazón frio y una cabeza rápida ayudan mucho. No me disgusta aunque siempre me quedará ese agujerito en la tripa que decía Mafalda en alguna viñeta, de que el personaje pueda conmigo.
Cristina ha salido con bien del quirófano y me cuentan que ya está en casa en plena fase de convalecencia. Desde aquí un beso muy gordo, muy fuerte y una nota, cuando me pongo triste oigo la canción que me enviaste. Ahora lo tengo más complicado porque se me ha perdido. ¿es un mensaje?